Fuerza de voluntad
El joven y apasionado marido hacía objeto a su mujercita de continuas muestras de amor.
Cansada ella de las asiduas demandas de su esposo, le dijo un día:
– “Deberías tener la fuerza de voluntad del compadre Sabatino. Él dejó de beber. También tú deberías dejar de pensar sólo en el sexo”.
El muchacho se disgustó bastante. Le dijo a la muchacha que para demostrarle que él también tenía fuerza de voluntad, ya no la molestaría más. Y para cumplir lo dicho se fue a dormir en la otra recámara. Pasó un día. Pasaron dos. Pasó una semana.
A los diez días, la mujercita llamó tímidamente a la puerta de la recámara donde dormía su marido y le dijo con humildosa voz:
– “Jesus: El compadre Sabatino ya volvió a tomar”.
Publicado el 26 octubre , 2009 en Parejas. Añade a favoritos el enlace permanente. Deja un comentario.
Deja un comentario
Comments 0