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Taxi, por favor!


Taxi para Guarenas


Después de quedarse sin dinero, un hombre se encuentra afuera de un bingo en Caracas y a las cuatro de la mañana para un taxi:

– ‘Buenas, mire, tengo un problema: necesito que me lleve a Guarenas. No tengo dinero aquí para pagarle, por lo que he pensado que usted me deja en la puerta de mi casa, vivo en un primer piso; subo y le bajo el dinero’.

No, esa vaina yo no me la creo’, responde el taxista.

‘Vamos señor, que necesito que me lleve, que no tengo nada de plata aquí…’

‘Que no, que no te llevo, vete caminando, tu crees que soy guevón’.

Finalmente, el tipo llegó a Guarenas como pudo.

Al cabo de un mes vuelve a ir al mismo casino y le va de maravilla y se gana 500 mil bolívares.

Sale del casino otra vez a las cuatro de la mañana para coger un taxi y ve que hay una cola de 20 taxis por lo menos y se da cuenta que el último de todos era el del otro día, y dijo para sí mismo: ‘A este coño de madre hoy si lo voy joder’. entonces va con el primer taxista

‘Hola, buenas noches. Le doy 20 mil bolos si me lleva a Guarenas pero con una condición’. ‘Sí, sí, la que sea, la que sea’, acepta el conductor.

‘Que cuando lleguemos allá me dejas que te coja’.

‘¡Qué va, que va, no me jodas loco, búscate a otro!’

El segundo taxi: ‘Hola, ¿qué tal? le doy 20 mil bolivares si me lleva a Guarenas con una condición’. Sí hombre, lo que sea, ¿qué tengo que hacer?’

‘Que cuando lleguemos allá me dejes que te coja’.

‘¡Lárguese antes que lo coñacee!’

Así se tiró toda la cola y cuando llega al último, que era el del otro día, le dice:

‘Mira, te doy 20 mil bolivares si me llevas a Guarenas, pero con una condición’.

‘Sí, claro, la que sea’.

‘Que cuando pases por delante de todos estos taxis saques la mano y grites:

¡’Voy para Guarenas, voy para Guarenas!’

Taxista


Un pasajero le toca el hombro al taxista para hacerle una pregunta.El taxista grita, pierde el control del coche, casi choca con un camión, se sube a la acera y se mete en un escaparate haciendo pedazos los vidrios.

Por un momento no se oye nada en el taxi, hasta que el taxista dice:

– ‘Mire amigo, jamás haga eso otra vez! Casi me mata del susto!’

El pasajero le pide disculpas y le dice:

– ‘No pensé que se fuer a a asustar tanto si le tocaba el hombro’

El taxista le dice:

– ‘Lo que pasa es que es mi primer día de trabajo como taxista’

– ¿Y qué hacía antes?

– ‘Fui chofer de carroza funeraria durante 25 años’

Productividad


Había una vez, en un pueblo, dos hombres que se llamaban Joaquín González.Uno era sacerdote y el otro era taxista.

Quiere el destino que los dos mueran el mismo día.

Llegan al cielo, donde les espera Dios:

-¿Tu nombre? – le pregunta al primero.

-Joaquín González.

– ¿El sacerdote?.

– No, no, el taxista.

Dios consulta su planilla y dice:

– Bueno, te has ganado el Paraíso. Te corresponden esta túnica con hilos de oro y esta vara de platino con incrustaciones de rubíes. Puedes pasar….

– Gracias, gracias …. dice el taxista.

Pasan dos o tres personas más, hasta que le toca el turno al otro Joaquín González.

– ¿Tu nombre?

-Joaquín González.

– ¿El sacerdote?.

– Sí.

– Muy bien, hijo mío. Te has ganado el Paraíso. Te corresponden esta bata de lino y esta vara de roble con incrustaciones de granito.

El sacerdote dice:

– Perdón. No es por desmerecer, pero… debe haber un error. ¡Yo soy Joaquín González, el sacerdote!.

– Sí, hijo mío, te has ganado el Paraíso. Te corresponden la bata de lino…

– ¡No, no puede ser!. Yo conozco al otro Joaquín González, era un taxista, vivía en mi pueblo, ¡era un desastre como taxista!. Se subía a las aceras, chocaba todos los días, una vez se estrelló contra una casa, conducía muy mal, tiraba las farolas, se lo llevaba todo por delante… Y yo me pasé setenta y cinco años de mi vida predicando todos los domingos en la parroquia. ¿Cómo puede ser que a él le den la túnica con hilos de oro y la vara de platino y a mí esto?. ¡Debe haber un error!.

– No, hijo mío, no es ningún error -dice Dios-. Lo que ocurre es que aquí, en el cielo, nos hemos acostumbrado a hacer evaluaciones como las que hacéis vosotros en la vida terrenal.

– ¿Cómo?….. No entiendo.

– Sí, …. ahora trabajamos por objetivos y resultados… Mira, te voy a explicar tu caso y lo entenderás enseguida: Durante los últimos 25 años,cada vez que tú predicabas, la gente se dormía; pero cada vez que el conducía, la gente rezaba. Y……………. ¡LOS OBJETIVOS SON LOS OBJETIVOS!

En el Night Club


Una noche, un senor muy bien vestido, detiene un taxi y le pide al chofer que lo lleve a su casa.

En la via ve a una señora muy bien arreglada entrando a un Night Club.

De inmediato reconoció a su mujer, por lo que pidió al taxista que se devolviera y llegara al estacionamiento del local.

Una vez alli, saco un fajo de billetes y le dijo al taxista:

– Aqui tiene 100 mil pesos. Se los gana si saca a la mujer vestida de rojo que acaba de entrar a ese sitio, pero eso si, A PATADA LIMPIA ! Esa desgraciada es mi esposa.!

El taxista, que jamas habia visto tanto dinero junto, acepta y se mete al Night Club.

A los diez minutos el taxista sale con una mujer arrastrándola por los pelos, toda sangrando y diciéndole cuanto garabato puedan imaginarse.

El señor echa una ojeada y se da cuenta que la senora está vestida de verde, y sale corriendo a detener al taxista por el error cometido.

– Pero, hombre, que ha hecho ? ? Esa no es mi mujer!

El taxista jadeando le responde :

– TRANQUILO AMIGO, QUE ESTA ES LA MIA, AHORA VOY POR LA SUYA…

El taxista y la monjita


En una noche oscura, en una carretera desierta, un taxita se detiene a recoger una monjita. El taxista durante todo el camino se le queda mirando por el espejo y cuando ella se da cuenta, le pregunta:

– Hijo… ¿Qué es lo que ves?.

– Perdón madre, no es mi intención molestarla.

– No me molestas en nada, a ver… ¿dime que es lo que estas pensando?.

– Es que me da verguenza con Ud. y me da mucha pena decírselo, yo no quisiera ofenderla.

– Hijo mío, yo he visto muchas cosas en esta vida y no creo que puedas decirme algo que me pueda ofender.

– Bueno, es que toda mi vida he tenido la fantasía de que una monja me haga sexo oral.

La monja se queda sin habla y luego dice:

– Pues… no lo sé, en primer lugar tendrías que ser católico y además tendrías que ser soltero.

A lo que el taxista responde emocionado:

– ¡Sí, yo soy católico y soy soltero!.

La monja se queda sin argumentos y acepta la propuesta del taxista. Este se mete a un callejón y la monja le cumple su deseo. Cuando han terminado, el taxista empieza a llorar y pregunta la monja:

– Hijo, ¿qué te pasa? ¿por qué lloras?.

– ¡Perdóneme madre, he pecado!, Soy judío y estoy casado.

– No te preocupes, yo soy gay, me llamo Arturo y voy a una fiesta de Halloween.

El Taxista


Un padre y su hijo de 10 años se dirigían en taxi al Parque de Atracciones de Madrid . Al ir acercándose al niño le llamó la atención la cantidad de chicas vestidas de forma extraña y con poca ropa, que permanecían de pie en la cuneta, y le pregunto a su padre:

– «¿Que hacen todas estas señoras por aquí, papá?“

A lo que el padre contestó, intentando parecer convincente:

– «Son chicas que vienen de una fiesta de disfraces y están esperando a que su novio o sus padres las pasen a recoger.»

Pero al taxista no le pareció bien aquella respuesta, y sin que nadie pidiera su opinión, dijo al padre:

– «No engañe al niño, hombre, que ya es mayorcito para saber las verdades…“

Y continuó, ya dirigiéndose al niño:

– «Estas «señoras», chaval, son prostitutas, y se dedican a esperar que pare un cliente para hacerle el amor a cambio de dinero, ¿comprendes?»

El niño se quedó pensativo, y tras digerir lo que acababa de escuchar, le asaltó la curiosidad:

– «Entonces, papá, ¿estas señoras también tienen niños?“

-«Claro hijo» – repuso el padre – «de algún sitio tienen que salir los taxistas».